martes, 9 de junio de 2009

Los jóvenes de Iturrama

Iñaki Azkona, Diario de Navarra 02/03/09

(Este artículo, publicado por Iñaki Azkona en su columna del Diario de Navarra, me llegó tarde pero no por ello pierde su interés)

Estoy de acuerdo con Sabino Cuadra cuando dice que las principales víctimas del asunto del instituto Iturrama son los alumnos y alumnas que han quedado en manos de la Audiencia Nacional (Diario de Noticias, 19/2/09). Es lamentable que un incidente escolar haya llegado hasta semejante tribunal. Puede tener consecuencias graves.

Sí, pero si creo que son víctimas reales es por otras razones que Sabino no comenta. Esos jóvenes se han convertido –los han convertido- en los últimos protagonistas y víctimas de la comedia esperpéntica que se representa en Euskal Herria.

Ya se sabe que los jóvenes son tan generosos como fogosos. Se vuelcan en la acción sin pensárselo demasiado. Se zambullen de inmediato en mares en los que la gente de más edad no se metería.

Aunque no tengan órdenes concretas el comportamiento de estos jóvenes está condicionado y dirigido. Atrapados en una pinza perversa, están azuzados de un lado, por la mistificación quimérica de la lucha a favor de un pueblo imaginario, lucha de la que se aceptan todas sus expresiones, y, de otro lado, por las demasías de toda clase de policías y por la persecución de “supuestos” sistemas de Justicia. Políticos hipócritas que se llenan la boca con la palabra democracia les incitan, y gente que tiene interés en que esta lucha inútil se prolongue se aprovecha de su inocencia y de sus energías. La mayoría de los medios de comunicación los presentan como demonios. O los convierten en héroes. Están condenados a la rebeldía y el sectarismo.

El acto del patio de Iturrama de aquel triste día del gudari no surgió espontáneamente. No fue, como algunos quisieran, un inevitable meteorito caído del cielo. Antes al contrario, existe tras él una serie de decisiones concretas tomadas por quienes aún impulsan esta absurda pelea.

Claro que estos jóvenes atrapados en esta espesa salsa son víctimas. Muchos de ellos tienen su futuro en peligro. No sólo ellos, pues ahí también se genera sufrimiento en sus familias y amigos.

La denuncia del sindicato LAB al director es una ignominia. Indica más la catadura del denunciante que la del denunciado. Ojalá no traiga peores consecuencias. El director ha demostrado sobradamente de qué mimbres está hecho: luchador por la paz, opositor directo a la mili, portavoz y trabajador incansable del colectivo que logró que el colegio San Francisco siguiese en funcionamiento, uno de los pocos implicados de forma personal en la defensa de los derechos de los euskaldunes ante sus conculcaciones por parte de las administraciones públicas, y buen director y gestor de instituto, responsable de sus propias obligaciones.

Sí, los jóvenes son víctimas, y el director, los padres, todo el instituto… y la educación en euskera. ¿Quién gana con todo esto?, ¿a quién favorece los gudari eguna, los jóvenes borrokas, los sindicatos radicales actuando así en nuestros centros? ¡Para qué queremos campañas de matriculación!